Artículo
@TRIBUNAFIRMA:Pablo T. Spiller
@CARGO:Catedrático, Universidad de
Cali-
fornia, Berkeley y director LECG
[ P ]Tras la quiebra
de debería
apuntarse
a una política de cielos
abiertos
@TIT-OPINION:La inevitable
quiebra
de Aerolíneas
@TEXTO-2:El llamado a concurso de acreedores
anunciado por la SEPI abre un paréntesis de espera para la quiebra inevitable de
Aerolíneas. El concurso de acreedores presenta a éstos con una opción: o aceptan
una quita importante o la empresa va a quiebra. En éste caso, los acreedores a
lo sumo podrán recuperar 10% de sus haberes. La quiebra puede ser, sin embargo,
financieramente conveniente para los acreedores de Aerolíneas. La empresa tiene
deudas de aproximadamente mil cien millones de dólares. De acuerdo a
declaraciones del presidente de la empresa, ésta tiene unos 18 aviones propios,
seis Boeing 747 y una docena de 737s. Andrés Ricover, de la empresa LECG, valúa
dichos aviones en 250 millones de dólares, y probablemente mucho menos si fuese
necesario liquidarlos. Menos los pagos de indemnización laboral y otros costos
asociados con una quiebra, con suerte recibirían los acreedores 100 millones de
dólares, contra más de mil de deuda. Una quita del 50%, con opción a perder o
recuperar el resto en un futuro incierto, parecería preferible a una quita con
seguridad del 90%, pero no lo es.
Si los acreedores entendiesen del negocio
de aviación, sabrían que recuperar el 10% es siempre preferible a un seguro 0%
una vez que la incertidumbre operativa lleve a que los clientes de Aerolíneas se
sienten, en forma permanente, en otros asientos. La experiencia del mercado de
aviación es contundente: aerolíneas que entran en concurso de acreedores no
salen del mismo en forma exitosa sin un cambio drástico de enfoque tanto de la
gerencia como de los sindicatos. Eastern Airlines es el mejor ejemplo de una
empresa con serios problemas financieros y con sindicatos intransigentes que no
salió del círculo vicioso de conflictos laborales, clientes disgustados, menores
ingresos, mayores problemas laborales, menos clientes y así sucesivamente. En
cambio, tanto Continental como Northwest Airlines, empresas con sindicatos más
responsables, tuvieron drásticos cambios gerenciales, que les permitió
reconfigurarse, y hoy Continental Airlines está al tope de los rankings de
calidad.
La quiebra de Aerolíneas es, entonces, cuestión de tiempo. Ya el
conflicto laboral ha reducido el nivel de utilización y cobertura de Aerolíneas.
Pero el sector en general tiene hoy un nivel de exceso de oferta importante.
LAPA, otra línea en concurso de acreedores, tiene hoy un factor de utilización
(load factor) del 60%. La suspención de vuelos de cabotaje de Aerolíneas le
implicaría un aumento capaz de unos 20 puntos, por lo que LAPA y las demás
compañías locales pueden cumplir razonablemente con las necesidades domésticas
dejadas por una posible suspención de actividades de Aerolíneas. Obviamente,
dicha suspención, elevaría la rentabilidad del resto de los operadores, y le
permitiría, en particular, a LAPA por ser la de mayor envergadura, a través de
la obtención de derechos internacionales y la concreción de rápidos acuerdo de
code-sharing con empresas como American, United o Delta, posicionarse para
movilizar al extranjero pasajeros del interior del país a través de empresas de
jerarquía internacional. Los acuerdos de code-sharing son imprescindibles para
la supervivencia de operadores domésticos, con o sin Aerolíneas. Code-sharing
les permite coordinar sus vuelos con los vuelos internacionales de su empresa
aliada, como a su vez operar rutas internacionales sin necesidad de invertir en
equipos y mantener niveles de ocupación competitivos, les facilita la tarifación
y la promoción conjunta de destinos, y aumenta la confianza del clientes.
Con
una fuerte presencia de LAPA como empresa feeder de una empresa líder
internacional, se le hará difícil a una nueva Aerolíneas obtener un mercado
doméstico importante. Esto limitará su capacidad de expansión en el exterior. Si
se agrega la falta de una cultura gerencial dinámica y la presencia de
sindicatos duros, la quiebra de Aerolíneas es inevitable. La quiebra de
Aerolíneas es, sin embargo, beneficiosa para la economía del país. Se quita de
un lado a una empresa que por razones históricas tuvo muy mal gerenciamiento y
que nunca fue viable económicamente. A pesar del nacionalismo romántico de los
últimos meses, mismo previo a su privatización, y bajo condiciones de monopolio,
Aerolíneas no generó ganancias en forma sostenida. Sin ella, el sector se basará
en empresas domésticas de cabotaje con empresas internacionales cubriendo la
mayoría de los mercados internacionales. Ante este escenario, el gobierno podrá,
sin costo político, declarar una política de cielos internacionales abiertos, la
cual dinamizará tanto el tráfico internacional como el movimiento de cabotaje
doméstico. El resultado final será beneficioso tanto para el consumidor como
para el país. El costo país bajará, Argentina se volverá más competitiva y se
acercará al resto del mundo. Consideraciones de corto plazo no deben impedir
este desenvolvimiento.
DIA20 MES06 ANO2001 20010620 ANO01
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